Estudios recientes han revelado que los niveles de PFAS en mujeres embarazadas pueden afectar el desarrollo estructural y funcional del cerebro de los niños.
El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Turku en Finlandia y realizado en colaboración con el Hospital Universitario de Turku y la Universidad de Örebro en Suecia, sugiere que las sustancias químicas conocidas como PFAS, comúnmente denominadas «sustancias químicas eternas», pueden afectar el desarrollo del cerebro en los niños antes del nacimiento.
Este estudio, realizado dentro del estudio de cohorte de nacimientos de Finnbrain en Finlandia, proporciona nuevos conocimientos sobre los posibles efectos a largo plazo de esta amplia gama de sustancias químicas ambientales.
Peligros de las PFAS
Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) son sustancias químicas sintéticas que se utilizan en productos cotidianos que resisten el agua, el aceite, el calor y la electricidad.
Estos se encuentran en una variedad de artículos, desde utensilios de cocina y ropa antiadherentes hasta envases de alimentos, pisos y espuma contra incendios.
A menudo denominados productos químicos permanentes, los PFAS no son biodegradables y pueden persistir en el medio ambiente durante siglos, filtrándose en el suelo, el agua y el aire.
Los seres humanos están expuestos principalmente a las PFAS a través del agua potable, los alimentos y, a veces, el contacto ocupacional. Una vez que estos compuestos ingresan al torrente sanguíneo, se acumulan porque el cuerpo humano no puede descomponerlos de manera eficiente.
Durante la última década, los niveles crecientes de PFAS en la sangre se han asociado con alteraciones hormonales, metabólicas y del sistema inmunológico, lo que ha generado preocupaciones públicas y regulatorias.
Asociación entre PFAS maternos y desarrollo cerebral
El estudio examinó 51 parejas de madre e hijo de FinnBrain Birth Cohort, un estudio longitudinal iniciado en 2011.
Se analizaron muestras de sangre de las madres durante el embarazo para determinar los niveles de PFAS, y los niños se sometieron a resonancias magnéticas multimodales a los 5 años para evaluar la estructura y función del cerebro.
Los hallazgos mostraron una relación clara entre los niveles maternos de PFAS y los cambios en áreas clave del cerebro del niño.
Estos incluyen el cuerpo calloso, que conecta los dos hemisferios. La sustancia gris posterior del lóbulo occipital es importante para el procesamiento visual. y el hipotálamo, que regula las funciones hormonales y metabólicas.
Curiosamente, no se observaron diferencias entre niños y niñas, lo que sugiere que la exposición a las PFAS puede afectar el desarrollo del cerebro independientemente del género.
Diferentes PFAS tienen diferentes impactos
El estudio también enfatizó que no todos los PFAS tienen los mismos efectos. Se midieron siete compuestos diferentes, algunos asociados con cambios estructurales y otros que parecían afectar la conectividad funcional en el cerebro. Ciertos PFAS tenían asociaciones opuestas con las mismas regiones del cerebro.
Las PFAS se clasificaron en dos grupos químicos según su estructura funcional: ácidos carboxílicos y ácidos sulfónicos. La mayoría de las asociaciones con los resultados cerebrales fueron más fuertes para los PFAS que contienen ácido carboxílico, excepto para el hipotálamo.
Efectos sobre la salud desconocidos
Las PFAS pueden atravesar la placenta y acumularse en el cerebro en desarrollo, pero los investigadores advirtieron que aún no está claro si los cambios observados son dañinos, neutrales o potencialmente beneficiosos.
Se necesitan más investigaciones para aclarar los efectos funcionales de la exposición prenatal a las PFAS en el desarrollo neurológico de los niños.
Crecientes preocupaciones sociales y regulatorias
Las PFAS son ahora omnipresentes tanto en el medio ambiente como en la sangre humana, lo que ha generado un mayor interés científico y político en la regulación de estas sustancias químicas.
La evidencia que vincula los niveles maternos de PFAS y los posibles efectos sobre el desarrollo del cerebro resalta la urgencia de monitorear la exposición, especialmente durante el embarazo, y explorar alternativas más seguras en los productos de consumo.
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