Las grandes revisiones han aumentado el riesgo de contaminación por PFA en suelos agrícolas, causando advertencias sobre el impacto en la seguridad alimentaria y la salud humana en todo el mundo.
Los materiales de polifluoroalquilo (PFA), a menudo denominados «productos químicos para siempre», entran cada vez más en las tierras de cultivo a través de biosólidos y el reciclaje del riego de aguas residuales.
Cuando se depositan en el suelo, estos contaminantes persistentes pueden penetrar cultivos y contaminar la cadena alimentaria humana.
El largo legado de PFA
Se creó por primera vez en la década de 1940, PFA se usa ampliamente en utensilios de cocina antiadherentes, empaque de alimentos, espuma de fuego, textiles, cosméticos y más.
Su durabilidad proviene de enlaces de fluoróforo de carbono extremadamente fuertes y los hace resistentes a las fallas naturales.
Esta propiedad hace que PFA sea valiosa en la industria manufacturera, pero los ha transformado en una de las contaminaciones químicas más sostenidas.
Los científicos se vinculan cada vez más para exponer a PFA a riesgos graves para la salud, incluida la destrucción hormonal, los problemas reproductivos y la toxicidad a largo plazo.
La investigación destaca los riesgos de la agricultura
Esta revisión examinó los datos de desechos globales de las Naciones Unidas junto con 115 trabajos de investigación de 2005 a 2025.
Los hallazgos identificaron a los residuos ricos en nutrientes biosólidos de las plantas de tratamiento de aguas residuales como la fuente dominante de contaminación por PFA que ingresa a las tierras de cultivo.
Los puntos de acceso geográficos de riesgo de contaminación se destacaron en Europa occidental, Australia y Asia Oriental, donde la reutilización de aguas residuales y la aplicación biosólida están muy extendidas.
Cómo se comporta la PFA con los cultivos
Una de las revelaciones más preocupantes de la investigación es cómo PFA interactúa con las plantas. Los PFA de cadena larga tienden a adherirse firmemente a las partículas del suelo y acumularse en las raíces de las plantas.
En contraste, los PFA de cadena corta son muy móviles y se mueven con agua a través del tejido vegetal y se concentran en partes comestibles, como hojas y granos.
Entre los alimentos básicos, la soja eran particularmente vulnerables, absorbiendo niveles más altos de PFA debido a su composición rica en proteínas en comparación con el arroz, el trigo y el maíz.

Las regulaciones de PFA débiles dejan brechas
A pesar de la creciente evidencia de peligro, las regulaciones globales siguen siendo irregulares. Solo unos pocos países, incluidos Estados Unidos, Alemania y Australia, tienen límites en los niveles de PFA de biosólidos utilizados para fines agrícolas.
La mayor parte de la región aún carece de estándares exigibles, lo que pone a los agricultores y consumidores en riesgos ocultos.
Los investigadores enfatizan que limitar el uso de desechos contaminados con PFA es la estrategia más efectiva para prevenir la contaminación del suelo, en lugar de depender únicamente de los costosos esfuerzos de limpieza.
Buscar vigilancia más inteligente
Para abordar este desafío creciente, esta revisión recomienda el desarrollo de un modelo predictivo que combine las propiedades del suelo con los patrones de migración de PFA.
Dichas herramientas pueden ayudar a los reguladores y agricultores a evaluar el riesgo con mayor precisión en diversos sistemas agrícolas. A medida que las prácticas de economía circular se expanden en todo el mundo, los expertos advierten que el reciclaje sostenible no debe presentarse a expensas de la propagación de la PFA en los suministros de alimentos.
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